Ya lo sabíamos desde un inicio, desde que el árbitro pitó el final del partido en el Bernabéu. Remontar un 0-2 en uno de los estadios más difíciles del mundo era una quimera. Yo tenía fe en el Madrid, porque sólo el Madrid es capaz de hacer algo así.
Definir en una palabra esta eliminatoria es fácil: frustración. Frustración porque sí, el Barca es un magnífico equipo, pero el Madrid también. Frustración, porque no suficiente con tener al mejor jugador del mundo y un juego que cuando funciona es avasallador (se vio en los últimos veinte minutos de la primera mitad), el Barca pasó esta eliminatoria con colchón.
¿Que el Madrid apenas y creó ocasiones? Sí. ¿Que el Barca tuvo posesión aplastante? Sí. ¿Que el Madrid fue defensivo? Sí.
¿Y qué? ¿Hay algún manual que diga que el que gana los partidos es el que más pases hace o el que más tiros al arco tiene? No, señores.
Salió el Madrid a presionar al Barcelona en su campo, dificultando la salida del balón. Salida en tromba, aunque no ofensiva. Me gustó ese Madrid de los primeros quince minutos. Aún sin crear peligro, veíamos ganas, intensidad, voluntad. Lo necesario.
Poco a poco el Barca fue ganando en posesión y tranquilidad. Y llegaron las oportunidades culés, salvadas por un Iker Casillas inmenso.
El Madrid, con Kaká e Higuaín titulares, no tiró a puerta en el primer tiempo. La verdad es que Kaká estuvo nefasto, sin creación, sin chispa, sin nada. Espero que esto signifique su finiquito.
Hubo una jugada, cerca del final del primer tiempo, clave. En una contra del Madrid, conducía di María, Puyol que intenta interponerse entre el argentino y el balón, y pasa de largo. Di María (que no lo toca) sigue conduciendo frente a frente a Piqué y con Higuaín abierto a banda, listo para recibir y encarar a Valdés. Pitó falta el señor De Bleeckere. Inexistente, y que anulaba una clara ocasión de gol. Di María sólo se rió.
Carvalho se jugó la expulsión con dos entradas a Messi (para mí hubiese sido excesivo expulsarlo, son faltas, sí, pero no creo que merecedoras de expulsión), aunque si el árbitro decide sacarle la segunda tarjeta no habría mucho que objetar.
Descanso, entonces, y la impresión que dejaba el partido era que el Madrid había sobrevivido y había también mostrado sus armas.
El segundo tiempo arrancó mucho mejor para el Madrid, que presionó más arriba y robo balones peligrosos. A los dos minutos de la segunda parte sucedió lo que el mundo entero vio. Cristiano que cabalga desde el centro del campo quitándose rivales, frente al área recibe falta de Piqué. El balón sale hacia su izquierda, donde espera Higuaín. Mascherano intenta correr hacia atrás, pero al sentir el contacto de un Cristiano que estaba viendo para el otro lado y cayéndose por la falta de Piqué, levanta las manos y se deja caer al suelo. Higuaín llega y en el momento en que remata suena un silbatazo. Gol. Va a ser que no. El señor De Bleeckere se inventa una falta de Cristiano sobre Mascherano (recordemos que el portugués cae ahí de manera totalmente involuntaria a causa de la obstrucción de Piqué) y anula el 0-1 del Madrid. Cuando quedaban cuarenta y tres minutos por jugarse. Es inconcebible que se pite una falta en ataque en esa jugada. O es obstrucción y amarilla para Piqué, o gol del Madrid.
No creo en conspiraciones. Pero con cosas como ésta y la de la semana pasada, uno también termina preguntándose, como hizo Mou, ¿por qué?
Luego llegó el gol del Barca, un relámpago de Iniesta para Pedro, que definió bien ante Casillas. Diez minutos después, el empate del Madrid. Di María que ingresa al área, limpia a Mascherano y remata al poste. El balón le vuelve a caer, y el argentino cede para Marcelo, que la mete al fondo. 1-1 y tiempo para soñar.
Entraron Özil (creo que muy tarde) y Adebayor (dedicado exclusivamente a patear, el cambio debió ser Benzemá) en el Madrid por el obtuso Kaká y el Pipita.
El Barcelona, aprovechando la ventaja de la ida, se dedicó a defender cómo sabe, escondiendo el balón por todo el campo y manteniendo posesión. El Madrid, que en esas instancias ya era puro coraje desorganizado, buscó todos los medios para robarlo y poder atacar, pero casi siempre con falta.
Mucho se ha hablado de las faltas del Madrid, pero hoy hay algunas del Barcelona que me llaman la atención. Una de Mascherano sobre Cristiano al borde del área, clarísima, que no fue sancionada. Otra, esta vez de Pedro Rodríguez, sobre Lass Diarra, que fue sancionada con amarilla por juego brusco e intención de lastimar. Analicemos mejor esa jugada. Lass sale por banda, conduciendo bien. Pedro se barre con toda la mala intención del mundo, con la plancha levantada a la altura de las rodillas de Lass. Por suerte, el francés esquivó la entrada. Amarilla justa.
Notarán que no pido roja para el canario. Es amarilla. Porque sí, va con fuerza desmedida y con la pierna levantada, pero no toca al jugador. ¿Existe alguna diferencia entre ésto y lo de Pepe la semana pasada?
Para más, el árbitro no sacó la segunda amarilla a Pedro al impedir un despeje de Iker Casillas.
Queda la sensación que el Barca pasó con colchón.
Que es buenísimo, claro. Pero en el Bernabéu, en el minuto sesenta, en un partido igualado, expulsión inventada -o exagerada- de uno de los mejores jugadores del Madrid. En el Camp Nou, partido igualado, y en el '47, gol legal anulado que ponía al Madrid con posibilidades de empatar la serie.
No hay manera de saber qué hubiera pasado si no se hubieran cometido los atropellos arbitrales que terminaron definiendo la eliminatoria. Hablo de la expulsión injusta de Pepe y del gol anulado a Higuaín. Sí, quizás en el Bernabéu el Barca ganaba igual. O quizás el Madrid. O quizás quedaban a cero. Y sí, a lo mejor si el Madrid se ponía 0-1 el Barca pasaba. O a lo mejor no. El punto es que nunca sabremos cómo hubieran sido estos partidos y quién sería el finalista si al Barca no le hubieran hecho estos regalitos.
No hay manera de saber qué hubiera pasado si no se hubieran cometido los atropellos arbitrales que terminaron definiendo la eliminatoria. Hablo de la expulsión injusta de Pepe y del gol anulado a Higuaín. Sí, quizás en el Bernabéu el Barca ganaba igual. O quizás el Madrid. O quizás quedaban a cero. Y sí, a lo mejor si el Madrid se ponía 0-1 el Barca pasaba. O a lo mejor no. El punto es que nunca sabremos cómo hubieran sido estos partidos y quién sería el finalista si al Barca no le hubieran hecho estos regalitos.
Dijo Mou la semana pasada, "si marcamos primero nos matan". Resulta que no, que si marcamos primero nos lo anulan.
El Madrid se va eliminado de la Champions, pero con la cabeza alta. Luchó, y mientras estuvo en igualdad de efectivos, empató con el Barcelona.
Un equipo tan bueno como el Barca no debería contar con estos empujoncitos de los colegiados.
Espero que el Barca gane la Champions al United (salvo sorpresa, ellos erán el otro finalista), pero con robo, teatro y demás artimañas que han usado para eliminar al Madrid. Así lo ve todo el mundo.
Gracias, Madrid, por hacer una fantástica competencia en Europa y por dejarnos a los madridistas orgullosos de nuestro equipo. El próximo año veremos que pasa.
Hala Madrid