Tomé esta idea a partir de una lista similar en una de mis páginas favoritas de fútbol inglés, football365.com. Ellos hicieron una lista de diez pequeñas cosas por las que aman el fútbol, e incluyeron cosas tan dispares (ciertas todas) como la manera en la que Pippo Inzaghi celebra sus churrigoles o cuando un jugador de campo termina haciéndolas de portero.
Yo voy a hacer algo similar, pero con el Madrid. No voy a hablar de grandes cosas como la casta, la Séptima, Zidane, la Liga de Capello, el gol de Cristiano en la Final de Copa, etcétera. Esos son grandes motivos para ser madridista. Voy a hablar, en cambio, de las pequeñas cosas, los pequeños momentos que hacen que esta pasión sea más intensa. Vamos ahí.
10. Seguir a Esteban Granero en Twitter.
Por muchas razones. Futbolística, la primera. Granero es un jugador parido y criado en La Fábrica, madridista a más no poder. Tanto que se rebajó el sueldo para poder jugar de blanco. Pero hay más detrás de esto. Esteban Granero me cae tan bien porque rompe el paradigma del futbolista ignorante, que no piensa y se gasta sus millones en carros y discotecas. Ver que cada tanto el Pirata (@eGranero11) cita a Sabina, a García Lorca y demás grandes autores me da orgullo. Ver que no porque le paguen por dar patadas a un balón se es inculto. Lo mejor fue cuando Esteban puso un link a una canción (Fake Empire) de una de mis bandas favoritas, The National. Grande, Pirata.
9. El beso de Raúl al anillo
No importa qué gol o cuándo fue. Ver al capitán marcar y besarse el anillo me daba escalofríos. Una de las señas de identidad del madridismo está en el dedo anular de la mano derecha del eterno Ángel de Madrid.
8. La croqueta de Özil ante el Atleti
El año pasado, en pleno derby madrileño, al minuto 23 (con el Madrid arriba 2-0), Mesut Özil recibió en banda, en la línea divisoria, un balón de Higuaín. Se le venía Domínguez encima, y el alemán le tiró un caño sutil. Inmediatamente después, venía Thiago, y el recurso de Özil fue hacerle una croqueta maravillosa, pisándola con la zurda para dejarse el balón en la derecha. Limpió a dos rivales en un palmo de terreno y abrió para Cristiano. Creo que en ese momento el Bernabéu terminó de enamorarse de Mesut. Mágico.
7. El beso de Raúl a la Cibeles
No hablo de la consecución del trigésimo título de Liga, aquella agónica y maravillosa campaña de Capello. No hablo del título, ni de la celebración en sí. Hablo de esa foto fantástica que tengo de avatar en Twitter (y fondo de pantalla en el monitor, para los curiosos), el momento en que Raúl, nuestro capitán, subía después de cuatro desastrosos años y se reencontraba con la Diosa. Ataviado con una bandera y una bufanda madridista, nuestro santo y seña le plantó un beso en la frente a la Patrona con una sinceridad pasmosa. En ese beso iban millones de gargantas, lágrimas y frustraciones. Ese beso destila madridismo.
"El uniforme es blanco para llenarlo de barro y sangre." Trueba, periodista de AS encargado de hacer las crónicas de los partidos del Madrid, escribió esta frase el día en que nos enfrentábamos al Liverpool en Anfield. Más allá de lo que pasó en ese partido (ni lo quiero recordar), creo que la frase reúne en diez palabras lo que es el Madrid. El madridismo es dejar todo por la camiseta, peleando hasta el final. Esa frase encabeza este blog.
5. La ovación del Bernabéu a Del Piero
4. El pase de tacón de Guti a Zidane
Temporada 2005-06. Real Madrid-Sevilla en el Bernabéu. Un partido memorable, tanto por el resultado (4-3) como por los goleadores del Madrid: Zidane (con su primer y último hat-trick) y Guti (con un gol a pase de Zidane y dos asistencias al mago). El segundo de Zidane fue una obra de arte. Sacó un centro Cicinho luego de una pantalla de Beckham, el barullo dentro de área terminó con el balón en los pies de Gutiérrez, en la frontal y de espaldas al arco. Sacó la varita. Un pase de tacón, viendo quién sabe cómo la posición de Zizou, que termina en los pies del galo, que fusila a Palop. Una obra de arte del 14. No me importa lo que haya pasado con Guti, sus momentos de rabia y sus desapariciones en los partidos. En ese momento, lo amé. Vaya genio, carajo.
3. Mi camiseta de Raúl de la temporada 2006-07
El 26 de octubre del 2006 es, en definitiva, la mejor noche de mi vida. Real Madrid-Barcelona en el Bernabéu. Ganamos 2-0, goles de Raúl y Van Nistelrooy. Yo estuve ahí. El momento que nunca voy a olvidar fue al minuto 2 de partido. Guti abrió para Sergio Ramos, que centró de esa manera extraña que tiene. El balón al punto de penalti, bañando a Thuram. Entró por detrás el 7, y remató un cabezazo que se coló por toda la escuadra. Yo he llorado muchas veces con el Madrid, pero ninguna como esa. La camiseta que use ese día, con el 7 a la espalda, es mi mejor recuerdo. No la cambio por nada.
2. La barrida de Higuaín ante el Espanyol
Quizás mi partido favorito del Real Madrid, la apotéosica remontada ante el Espanyol en la temporada 2006-07 es un encuentro de leyenda. Perdíamos 1-3 al descanso, y se terminó ganando 4-3 con un gol de Higuaín al minuto 89. Antes marcaron Ruud (el 1-2), Raúl (el 2-3) y Reyes (el 3-3). Pero no hablo del partido, o del gol. Hablo de la fe que tuvo el Pipa antes del gol. Raúl le tiró un pase que se fue largo, y Gonzalo corrió detrás y sin pensarlo se fue al suelo para robarle el balón de los pies a Torrejón. Cuando hablo de madridismo, de casta, de creer en la victoria hasta el final, no me olvido de esa barrida. Todo lo posterior, el pase de Reyes, la definición de Higuaín cayéndose al suelo, la imagen de Ruud mostrando la camiseta con el 20 a la grada del Bernabéu, el liderato de una Liga que terminaríamos ganando con puro corazón, no sería posible si no es por esa barrida. Ahí comenzó el idilio del Bernabéu con el Pipa, un madridista de pies a cabeza. Gonzalo creyó que podía llegar a ese balón, creyó que era posible ganar, creyó que él podía darle la victoria al Madrid. Higuaín creyó y venció. Y eso es madridismo.
1. Las lágrimas de Iker ante el Mallorca
Habrán notado que en esta lista tienen mayoría los momentos y detalles de la temporada en la que el gran Fabio Capello nos devolvió la gloria. Pues sí, es cierto. Es porque esa temporada, ese título, esa sangre, pudonor y casta derramada por los jugadores definen al Madrid. No encuentro mejor manera de decirlo. El momento al que me quiero referir llega en la última jornada. 17 de junio de 2007. El Madrid, empatado a uno con el Mallorca, necesita ganar para declararse campeón. Tiro de esquina, minuto 79. Lo hace el Pipa. Dentro del área, de espaldas y con la nuca, remata Mahamadou Diarra. El balón casi es repelido por Moyá, pero pega en las nalgas de Charisteas y entra al fondo. 2-1. Título. Liga. La celebración de Mahamadou, besándose la muñequera de Mali, Raúl metiéndose el balón dentro de la camiseta con Higuaín colgado detrás, todo eso fue mágico. Pero el momento cumbre es cuando la cámara enfoca a Iker. Llora el portero del Madrid. Llora de pura alegría, de superar la frustración de cuatro años sin un título. Llora Iker, gritando un "¡vamos!" agrietado a la grada del Bernabéu, se besa la camiseta. Esas lágrimas son la esencia del madridismo.
Bueno, hasta aquí hemos llegado. Estas son diez detalles, diez momentos nada más, que me ayudan a explicar esta pasión que me saca lágrimas. Hay más, muchísimos más. Aprecio vuestros comentarios con vuestros propios momentos y detalles. ¡Hala Madrid!