jueves, 13 de octubre de 2011

Diez detalles por los que amo al Madrid

Tomé esta idea a partir de una lista similar en una de mis páginas favoritas de fútbol inglés, football365.com. Ellos hicieron una lista de diez pequeñas cosas por las que aman el fútbol, e incluyeron cosas tan dispares (ciertas todas) como la manera en la que Pippo Inzaghi celebra sus churrigoles o cuando un jugador de campo termina haciéndolas de portero.


Yo voy a hacer algo similar, pero con el Madrid. No voy a hablar de grandes cosas como la casta, la Séptima, Zidane, la Liga de Capello, el gol de Cristiano en la Final de Copa, etcétera. Esos son grandes motivos para ser madridista. Voy a hablar, en cambio, de las pequeñas cosas, los pequeños momentos que hacen que esta pasión sea más intensa. Vamos ahí.

10. Seguir a Esteban Granero en Twitter.
Por muchas razones. Futbolística, la primera. Granero es un jugador parido y criado en La Fábrica, madridista a más no poder. Tanto que se rebajó el sueldo para poder jugar de blanco. Pero hay más detrás de esto. Esteban Granero me cae tan bien porque rompe el paradigma del futbolista ignorante, que no piensa y se gasta sus millones en carros y discotecas. Ver que cada tanto el Pirata (@eGranero11) cita a Sabina, a García Lorca y demás grandes autores me da orgullo. Ver que no porque le paguen por dar patadas a un balón se es inculto. Lo mejor fue cuando Esteban puso un link a una canción (Fake Empire) de una de mis bandas favoritas, The National. Grande, Pirata.



9. El beso de Raúl al anillo
No importa qué gol o cuándo fue. Ver al capitán marcar y besarse el anillo me daba escalofríos. Una de las señas de identidad del madridismo está en el dedo anular de la mano derecha del eterno Ángel de Madrid.



8. La croqueta de Özil ante el Atleti
El año pasado, en pleno derby madrileño, al minuto 23 (con el Madrid arriba 2-0), Mesut Özil recibió en banda, en la línea divisoria, un balón de Higuaín. Se le venía Domínguez encima, y el alemán le tiró un caño sutil. Inmediatamente después, venía Thiago, y el recurso de Özil fue hacerle una croqueta maravillosa, pisándola con la zurda para dejarse el balón en la derecha. Limpió a dos rivales en un palmo de terreno y abrió para Cristiano. Creo que en ese momento el Bernabéu terminó de enamorarse de Mesut. Mágico.



7. El beso de Raúl a la Cibeles
No hablo de la consecución del trigésimo título de Liga, aquella agónica y maravillosa campaña de Capello. No hablo del título, ni de la celebración en sí. Hablo de esa foto fantástica que tengo de avatar en Twitter (y fondo de pantalla en el monitor, para los curiosos), el momento en que Raúl, nuestro capitán, subía después de cuatro desastrosos años y se reencontraba con la Diosa. Ataviado con una bandera y una bufanda madridista, nuestro santo y seña le plantó un beso en la frente a la Patrona con una sinceridad pasmosa. En ese beso iban millones de gargantas, lágrimas y frustraciones. Ese beso destila madridismo.



6. La frase de Juanma Trueba
"El uniforme es blanco para llenarlo de barro y sangre." Trueba, periodista de AS encargado de hacer las crónicas de los partidos del Madrid, escribió esta frase el día en que nos enfrentábamos al Liverpool en Anfield. Más allá de lo que pasó en ese partido (ni lo quiero recordar), creo que la frase reúne en diez palabras lo que es el Madrid. El madridismo es dejar todo por la camiseta, peleando hasta el final. Esa frase encabeza este blog.


5. La ovación del Bernabéu a Del Piero

Corría la temporada 2008-09. En el grupo de Champions estaba la Juve, aquella bestia negra. No me cae bien la Juventus, para nada. Pero a Del Piero le tengo un respeto absoluto. Yo estaba en Madrid, y conseguí entradas para ir al Bernabéu a ver el partido. Nos bailaron (con todo, dos penaltis que no nos pitaron), y Del Piero anotó un doblete. Los piperos del Bernabéu intercambiaban comentarios sobre lo bueno que era el capitán de la Juve con cánticos de "esta camiseta no la merecéis". Ya en el minuto 90, vino el último cambio de la Juventus. Cuando vi que el que salía era Del Piero, no lo pensé un segundo: me puse de pie y aplaudí a rabiar, al igual que lo hicieron, espontáneamente, los ochenta mil más que estábamos en el Bernabéu. Un gesto de Del Piero al salir del campo terminó de hacerlo inolvidable: levantó las manos en agradecimiento e hizo una reverencia, agradeciendo al público asistente. Al final del partido, a pie de campo, Pinturicchio dijo que era una de las noches más memorables de su carrera. Yo estoy orgulloso de haber estado ahí, de haberle aplaudido. Me hizo sentirme más orgulloso de ser madridista.


4. El pase de tacón de Guti a Zidane
Temporada 2005-06. Real Madrid-Sevilla en el Bernabéu. Un partido memorable, tanto por el resultado (4-3) como por los goleadores del Madrid: Zidane (con su primer y último hat-trick) y Guti (con un gol a pase de Zidane y dos asistencias al mago). El segundo de Zidane fue una obra de arte. Sacó un centro Cicinho luego de una pantalla de Beckham, el barullo dentro de área terminó con el balón en los pies de Gutiérrez, en la frontal y de espaldas al arco. Sacó la varita. Un pase de tacón, viendo quién sabe cómo la posición de Zizou, que termina en los pies del galo, que fusila a Palop. Una obra de arte del 14. No me importa lo que haya pasado con Guti, sus momentos de rabia y sus desapariciones en los partidos. En ese momento, lo amé. Vaya genio, carajo.


3. Mi camiseta de Raúl de la temporada 2006-07
El 26 de octubre del 2006 es, en definitiva, la mejor noche de mi vida. Real Madrid-Barcelona en el Bernabéu. Ganamos 2-0, goles de Raúl y Van Nistelrooy. Yo estuve ahí. El momento que nunca voy a olvidar fue al minuto 2 de partido. Guti abrió para Sergio Ramos, que centró de esa manera extraña que tiene. El balón al punto de penalti, bañando a Thuram. Entró por detrás el 7, y remató un cabezazo que se coló por toda la escuadra. Yo he llorado muchas veces con el Madrid, pero ninguna como esa. La camiseta que use ese día, con el 7 a la espalda, es mi mejor recuerdo. No la cambio por nada.


2. La barrida de Higuaín ante el Espanyol
Quizás mi partido favorito del Real Madrid, la apotéosica remontada ante el Espanyol en la temporada 2006-07 es un encuentro de leyenda. Perdíamos 1-3 al descanso, y se terminó ganando 4-3 con un gol de Higuaín al minuto 89. Antes marcaron Ruud (el 1-2), Raúl (el 2-3) y Reyes (el 3-3). Pero no hablo del partido, o del gol. Hablo de la fe que tuvo el Pipa antes del gol. Raúl le tiró un pase que se fue largo, y Gonzalo corrió detrás y sin pensarlo se fue al suelo para robarle el balón de los pies a Torrejón. Cuando hablo de madridismo, de casta, de creer en la victoria hasta el final, no me olvido de esa barrida. Todo lo posterior, el pase de Reyes, la definición de Higuaín cayéndose al suelo, la imagen de Ruud mostrando la camiseta con el 20 a la grada del Bernabéu, el liderato de una Liga que terminaríamos ganando con puro corazón, no sería posible si no es por esa barrida. Ahí comenzó el idilio del Bernabéu con el Pipa, un madridista de pies a cabeza. Gonzalo creyó que podía llegar a ese balón, creyó que era posible ganar, creyó que él podía darle la victoria al Madrid. Higuaín creyó y venció. Y eso es madridismo.


1. Las lágrimas de Iker ante el Mallorca
Habrán notado que en esta lista tienen mayoría los momentos y detalles de la temporada en la que el gran Fabio Capello nos devolvió la gloria. Pues sí, es cierto. Es porque esa temporada, ese título, esa sangre, pudonor y casta derramada por los jugadores definen al Madrid. No encuentro mejor manera de decirlo. El momento al que me quiero referir llega en la última jornada. 17 de junio de 2007. El Madrid, empatado a uno con el Mallorca, necesita ganar para declararse campeón. Tiro de esquina, minuto 79. Lo hace el Pipa. Dentro del área, de espaldas y con la nuca, remata Mahamadou Diarra. El balón casi es repelido por Moyá, pero pega en las nalgas de Charisteas y entra al fondo. 2-1. Título. Liga. La celebración de Mahamadou, besándose la muñequera de Mali, Raúl metiéndose el balón dentro de la camiseta con Higuaín colgado detrás, todo eso fue mágico. Pero el momento cumbre es cuando la cámara enfoca a Iker. Llora el portero del Madrid. Llora de pura alegría, de superar la frustración de cuatro años sin un título. Llora Iker, gritando un "¡vamos!" agrietado a la grada del Bernabéu, se besa la camiseta. Esas lágrimas son la esencia del madridismo.






Bueno, hasta aquí hemos llegado. Estas son diez detalles, diez momentos nada más, que me ayudan a explicar esta pasión que me saca lágrimas. Hay más, muchísimos más. Aprecio vuestros comentarios con vuestros propios momentos y detalles. ¡Hala Madrid!

martes, 20 de septiembre de 2011

Mentalidad de Sitio




Retomo el blog luego de varios meses de ausencia.

No nos vamos a engañar. La razón por la que el Madrid juega es la victoria. Nada de cursilerías, nada de aquellos delirios de darle una dimensión más grande de la que merece a la forma de juego. El Madrid existe para ganar.

Y el Madrid ha ganado, generalmente. Desde hace más de cien años. El problema, ahora, no es que juguemos mal o que los demás sean mejores. El problema es que ahora sí hay rival. Y para vencer a ese rival hacen falta muchas cosas.

La estrategia que ha escogido el Madrid (o Mourinho, que en este caso vienen a ser lo mismo) ha sido la mentalidad de sitio. El cerrar filas, el verse desprotegido, el verse solo y sentir la necesidad de defenderse.

Tengo 21 años. El mejor Madrid que he visto en mi vida no fue el de Zidane, ni el de Redondo. Fue el de Capello. Un Madrid que jugaba horrible, lento, con una dupla de centrocampistas ridícula: Emerson-Diarra. No importa. Ese Madrid ganaba por mentalidad de sitio, por garra. Por ahí va la cosa hoy.

Estamos, francamente, no tan mal como nos haría pensar Mou. Las virtudes de este equipo son de sobra conocidas por todos. No me enfoco en eso. Me enfoco en el comportamiento. En las quejas, en las reacciones de los jugadores ante cualquier entrada. En la rabia.

Porque eso es lo que podemos ver en el Madrid de hoy. Rabia. Rabia a no ganar (sea nuestra culpa o no), rabia a no conseguir los objetivos. Rabia en las ruedas de prensa de Mou. Rabia en Pepe. Rabia en los ojos de Cristiano cuando no marca.

Es inestable y peligroso. El Madrid es un equipo pasional, lo que significa que cualquier cosa puede ser que explote. Ejemplificado esto ante el Levante, cuando el no pitar una falta clara sobre Di María tuvo como reacción una pelea, empujones, fingimientos y un expulsado, que a la postre nos costó el partido.

Un manojo de nervios, podría decirse. No me gusta pensarlo. El Madrid es un equipo que juega enojado. Que busca la portería rival con furia, que recupera el balón con el cuchillo entre los dientes. Nuevamente, lo inestable de esta manera de jugar se ha evidenciado varias veces: Marcelo con Cesc, Mou a Pito, las palmadas de Iker en la cara luego del gol anulado a Higuaín.

Es inestable, repito, pero necesario.

Los grandes momentos de la historia del Madrid (al menos los que más se recuerdan) son los momentos en los que la rabia empujaban. Las remontadas europeas de los ochentas, con Juanito a la cabeza, son un ejemplo. El más claro ya lo mencione: la Liga de Capello, ganada por pura rabia de verse segundo.

La mentalidad de sitio que tanto ha ayudado a crear Mou nos ha convertido en eso. El sentirnos solos, contra los árbitros, contra los demás equipos que nos juegan a nosotros con la vida mientras al rival no, contra la Federación, contra todo; nos hace irreductibles. El madridismo está unido ahora en esta lucha contra todo y todos, en la que no va a parar hasta lograr el objetivo: ganar.

Poco importa si las acusaciones son verdaderas o no.

Lo que importa es eso, que ahora el Madrid no juega por señorío (qué palabrita más gastada) o por historia, juega por rabia.

Y el mejor Madrid que he visto en mi vida ganó con eso nada más.

A todos efectos, In Mou We Trust.

Volveremos.

martes, 3 de mayo de 2011

Round 4: Misión Imposible

Ya lo sabíamos desde un inicio, desde que el árbitro pitó el final del partido en el Bernabéu. Remontar un 0-2 en uno de los estadios más difíciles del mundo era una quimera. Yo tenía fe en el Madrid, porque sólo el Madrid es capaz de hacer algo así.

Definir en una palabra esta eliminatoria es fácil: frustración. Frustración porque sí, el Barca es un magnífico equipo, pero el Madrid también. Frustración, porque no suficiente con tener al mejor jugador del mundo y un juego que cuando funciona es avasallador (se vio en los últimos veinte minutos de la primera mitad), el Barca pasó esta eliminatoria con colchón.

¿Que el Madrid apenas y creó ocasiones? Sí. ¿Que el Barca tuvo posesión aplastante? Sí. ¿Que el Madrid fue defensivo? Sí.

¿Y qué? ¿Hay algún manual que diga que el que gana los partidos es el que más pases hace o el que más tiros al arco tiene? No, señores.

Salió el Madrid a presionar al Barcelona en su campo, dificultando la salida del balón. Salida en tromba, aunque no ofensiva. Me gustó ese Madrid de los primeros quince minutos. Aún sin crear peligro, veíamos ganas, intensidad, voluntad. Lo necesario.

Poco a poco el Barca fue ganando en posesión y tranquilidad. Y llegaron las oportunidades culés, salvadas por un Iker Casillas inmenso.

El Madrid, con Kaká e Higuaín titulares, no tiró a puerta en el primer tiempo. La verdad es que Kaká estuvo nefasto, sin creación, sin chispa, sin nada. Espero que esto signifique su finiquito.

Hubo una jugada, cerca del final del primer tiempo, clave. En una contra del Madrid, conducía di María, Puyol que intenta interponerse entre el argentino y el balón, y pasa de largo. Di María (que no lo toca) sigue conduciendo frente a frente a Piqué y con Higuaín abierto a banda, listo para recibir y encarar a Valdés. Pitó falta el señor De Bleeckere. Inexistente, y que anulaba una clara ocasión de gol. Di María sólo se rió.

Carvalho se jugó la expulsión con dos entradas a Messi (para mí hubiese sido excesivo expulsarlo, son faltas, sí, pero no creo que merecedoras de expulsión), aunque si el árbitro decide sacarle la segunda tarjeta no habría mucho que objetar.

Descanso, entonces, y la impresión que dejaba el partido era que el Madrid había sobrevivido y había también mostrado sus armas.

El segundo tiempo arrancó mucho mejor para el Madrid, que presionó más arriba y robo balones peligrosos. A los dos minutos de la segunda parte sucedió lo que el mundo entero vio. Cristiano que cabalga desde el centro del campo quitándose rivales, frente al área recibe falta de Piqué. El balón sale hacia su izquierda, donde espera Higuaín. Mascherano intenta correr hacia atrás, pero al sentir el contacto de un Cristiano que estaba viendo para el otro lado y cayéndose por la falta de Piqué, levanta las manos y se deja caer al suelo. Higuaín llega y en el momento en que remata suena un silbatazo. Gol. Va a ser que no. El señor De Bleeckere se inventa una falta de Cristiano sobre Mascherano (recordemos que el portugués cae ahí de manera totalmente involuntaria a causa de la obstrucción de Piqué) y anula el 0-1 del Madrid. Cuando quedaban cuarenta y tres minutos por jugarse. Es inconcebible que se pite una falta en ataque en esa jugada. O es obstrucción y amarilla para Piqué, o gol del Madrid.

No creo en conspiraciones. Pero con cosas como ésta y la de la semana pasada, uno también termina preguntándose, como hizo Mou, ¿por qué?

Luego llegó el gol del Barca, un relámpago de Iniesta para Pedro, que definió bien ante Casillas. Diez minutos después, el empate del Madrid. Di María que ingresa al área, limpia a Mascherano y remata al poste. El balón le vuelve a caer, y el argentino cede para Marcelo, que la mete al fondo. 1-1 y tiempo para soñar.

Entraron Özil (creo que muy tarde) y Adebayor (dedicado exclusivamente a patear, el cambio debió ser Benzemá) en el Madrid por el obtuso Kaká y el Pipita.

El Barcelona, aprovechando la ventaja de la ida, se dedicó a defender cómo sabe, escondiendo el balón por todo el campo y manteniendo posesión. El Madrid, que en esas instancias ya era puro coraje desorganizado, buscó todos los medios para robarlo y poder atacar, pero casi siempre con falta.

Mucho se ha hablado de las faltas del Madrid, pero hoy hay algunas del Barcelona que me llaman la atención. Una de Mascherano sobre Cristiano al borde del área, clarísima, que no fue sancionada. Otra, esta vez de Pedro Rodríguez, sobre Lass Diarra, que fue sancionada con amarilla por juego brusco e intención de lastimar. Analicemos mejor esa jugada. Lass sale por banda, conduciendo bien. Pedro se barre con toda la mala intención del mundo, con la plancha levantada a la altura de las rodillas de Lass. Por suerte, el francés esquivó la entrada. Amarilla justa.

Notarán que no pido roja para el canario. Es amarilla. Porque sí, va con fuerza desmedida y con la pierna levantada, pero no toca al jugador. ¿Existe alguna diferencia entre ésto y lo de Pepe la semana pasada?

Para más, el árbitro no sacó la segunda amarilla a Pedro al impedir un despeje de Iker Casillas.

Queda la sensación que el Barca pasó con colchón.

Que es buenísimo, claro. Pero en el Bernabéu, en el minuto sesenta, en un partido igualado, expulsión inventada -o exagerada- de uno de los mejores jugadores del Madrid. En el Camp Nou, partido igualado, y en el '47, gol legal anulado que ponía al Madrid con posibilidades de empatar la serie.

No hay manera de saber qué hubiera pasado si no se hubieran cometido los atropellos arbitrales que terminaron definiendo la eliminatoria. Hablo de la expulsión injusta de Pepe y del gol anulado a Higuaín. Sí, quizás en el Bernabéu el Barca ganaba igual. O quizás el Madrid. O quizás quedaban a cero. Y sí, a lo mejor si el Madrid se ponía 0-1 el Barca pasaba. O a lo mejor no. El punto es que nunca sabremos cómo hubieran sido estos partidos y quién sería el finalista si al Barca no le hubieran hecho estos regalitos. 

Dijo Mou la semana pasada, "si marcamos primero nos matan". Resulta que no, que si marcamos primero nos lo anulan.

El Madrid se va eliminado de la Champions, pero con la cabeza alta. Luchó, y mientras estuvo en igualdad de efectivos, empató con el Barcelona.

Un equipo tan bueno como el Barca no debería contar con estos empujoncitos de los colegiados. 

Espero que el Barca gane la Champions al United (salvo sorpresa, ellos erán el otro finalista), pero con robo, teatro y demás artimañas que han usado para eliminar al Madrid. Así lo ve todo el mundo.

Gracias, Madrid, por hacer una fantástica competencia en Europa y por dejarnos a los madridistas orgullosos de nuestro equipo. El próximo año veremos que pasa.

Hala Madrid

lunes, 2 de mayo de 2011

Madrid bin Laden

La verdad es que cansa la demonización del Madrid. Cada vez más y más se ve al equipo de Mou como el malo de la película, el equipo mezquino y ultra-defensivo (Xavi dixit) que le hace daño al fútbol.

Ese fútbol que aparentemente defiende el Barcelona sobre todas las cosas. Cansa también ya que nos vendan al Barca como lo máximo a lo que un club puede aspirar, como la imagen perfecta de humildad y respeto al rival, como una filosofía de juego.

El tiki-taka es hermoso si se practica en ataque. Y sí, el Barcelona muchas veces lo ha hecho, pero muchas veces es un equipo muy defensivo. Simplemente, es defensivo con el balón, haciendo que cuatro minutos de posesión de balón que podrían ser usados para dar espectáculo (ése espectáculo que supuestamente ofrece el Barcelona) se conviertan en cuatro minutos de pases atrás y horizontales. ¿Es esto el fútbol total? Yo no lo creo.

Cansa, también, que se critique el planteamiento del Madrid en los tres últimos Clásicos. Entregarle la pelota al rival, anular sus posibilidades de ataque y escoger bien los momentos para atacar. Eso es lo que hizo el Madrid. Y funcionó en dos de los tres partidos. El Barcelona ha sido superior sólamente en uno de esos tres, y llegó a la victoria cuando el Madrid se encontraba con un jugador menos por una expulsión injusta.

Cansa que se diga que el Madrid no puede jugar a la defensiva en casa. Cansa que digan que lo que plantea Mou es un atentado contra el fútbol. Si nos remontamos a hace unos cinco años, nadie criticaba a los equipos que jugaban en un bloque sólido. Hablo del Chelsea, el Manchester United, el Valencia de Benítez. Equipos que practicaban un fútbol solidario, midiendo sus posibilidades y procurando anular las del rival.

Y lo repito: los valores del Real Madrid no son el juego bonito, ni la posesión de balón. El Madrid, lo dice su himno, debe ser "todo nervio y corazón". Por eso es que Raúl es uno de los jugadores mas icónicos en la historia: la negativa a rendirse la llevaba tatuada en el corazón, justo debajo del escudo.

Cansa, repito, que se defina todo lo que no sea jugar como el Barca como antifútbol. No hay una única manera. Y si lo que se requiere es espectáculo y ataque, pues las estadísticas no mienten. En los primeros dos partidos contra el Barca, el Madrid tiró más, tuvo más jugadas peligrosas e hizo más goles.

Y ojo, que no digo yo que la manera en la que jugó el Madrid sea mi favorita. Ni digo que me guste. A mí el Madrid de Mou me gusta mucho más cuando juega con un 4-2-3-1, con verticalidad y con Özil entre líneas. Eso no quita que la fórmula de Mou haya sido efectiva, y hasta la expulsión de Pepe, la correcta.

Cansa, como digo, que se crea que el Barcelona es la esencia de todo lo bueno, máxime si vemos las artimañas a las que muchos de sus jugadores recurren. Pedro y Busquets, de quienes ya hablé, fingieron agresiones cuando no hubo. Daniel Alves fingió una fractura de tibia y peroné cuando no hay contacto. Los jugadores del Barca también hacen faltas. Y también, a veces, son antideportivos, como evidenció el mejor jugador del mundo tirándole un pelotazo a la afición rival.

Esto no significa que el Madrid no sea agresivo, que no haya piscinazos (di María y Cristiano lo han hecho), que no haya faltas fuertes. Una cosa es simular una falta para sacar provecho del balón parado y otra muy diferente es simular una agresión para que expulsen al contrario. ¿Es esto el máximo respeto al rival y al sacrosanto "fútbol" que defienden?

Otro apartado, la humildad. Xavi Hernández alardea de ella cada vez que está en una rueda de prensa, señalando siempre al rival de "no querer jugar al fútbol" o de ser "ultradefensivos". Señor Hernández, usted no ha inventado el deporte que juega, y por favor déjese de llenar la boca con que son sencillos y humildes. Dice que a la gente le gustan las ocasiones de gol, pues ahí tiene usted que el Madrid ha tenido más.

Cansa que ante estas evidencias, siga diciéndose que el Madrid es el malo y el Barca es el bueno. En estos tres Clásicos, por el momento, ambos han sido el malo. Uno, el Madrid, por agresivo y sucio en ocasiones. Otro, el Barcelona, por provocador y mentiroso.

El Madrid no es un pan de Dios. Sus jugadores se pasan de fuerza, algunos se dejan caer en las faltas, su entrenador se pasea en quién se le ponga enfrente en una rueda de prensa. Claro. La diferencia es que el Madrid no alardea de ser ni humilde, ni respetuoso, ni la máxima expresión de este deporte. El Madrid es un equipo que quiere ganar.

Mañana toca un partido complicadísimo. Un Camp Nou que estará de fiesta, un Barcelona que ahora tendrá el balón para defenderse con excusa, y un Madrid herido que llega con dos goles de desventaja obligado a atacar en un campo donde fue goleado por hacer exactamente lo mismo.

No sé que pueda pasar mañana. Pero por favor, quítemonos ya ese paradigma de que todo lo que hace el Barca está bien y todo lo que hace el Madrid está mal.

Y pase lo que pase, Hala Madrid.

jueves, 28 de abril de 2011

Round 3: And the Oscar goes to...

Vamos a dejarlo claro: el Madrid ayer no jugó bien. Defendió con cierta solidez, sí, pero no tanta cómo en la final de copa. No hubo salidas claras. Özil no estuvo, di María y Ronaldo estaban frustrados (aún así, fueron de lo mejorcito del Madrid). No estuvo bien. El Barca no estaba cómodo, llegaba, sí, pero escasamente. El partido, francamente, estaba aburridísimo. Nada que ver con el del miércoles pasado, ese sí fue un partido emocionante.

Ya he hablado antes del "anti-fútbol" de Mou. No hay otra manera de ganarle al Barca, un equipo que entre otras cosas, sabe jugar muy bien al fútbol cuando se propone salir de su campo y dejar de hacer ronditos entre Xavi y los centrales.

Casi no atacó el Madrid, a excepción del tiro de Cristiano que Valdés despejó con el pecho.

Lo digo de nuevo: el Madrid no estaba bien.

Ahora bien. El título de la entrada viene por ciertos jugadores del Barca. El primero, el señor Pedro Rodríguez, eterno sobrevalorado. Arbeloa comete obstrucción, le pone el hombro en el pecho, y el mencionado señor se tira al suelo tomándose la cara descaradamente, simulando una agresión que nunca existió. Amarilla para el señor Arbeloa, mientras medio equipo culé se comía al árbitro. Una de tantas. No menciono las de la Copa del Rey porque ya pasó. Otra gran actuación fue la del señor Busquets, que parece que estrena película en cada semifinal de Champions. La pasada, toquecito de Motta (que está cubriendo el balón) en el rostro del señor, y éste que si tira al suelo como si Mike Tyson le hubiera dado un gancho directo. Desde el suelo, tenemos la ya famosa carita de inocente de Busquets, entreabriendo las manos para ver si el árbitro picó. Motta, expulsado. Ayer, Mr. Busi tuvo otra, esta vez con Marcelo. El lateral brasileño del Madrid cubre el balón, con la mano izquierda toca el cuello de la camisa del catalán y ¡oh sorpresa!, Busquets cae fulminado. Mentiroso. Afortunadamente, ésta vez el árbitro no picó.

El Óscar se lo lleva Dani Alves. Analicemos la jugada. Balón suelto, Dani Alves que llega a despejar, aparece Pepe y levanta la pierna para intentar ganar el balón.

Confieso, las primeras veces que vi la jugada pensé que había contacto. Un choque, una pierna levantada. Ayer defendí varias veces que sí era falta, y que era tarjeta amarilla. Amarilla. Stark, ese iluminado, le sacó roja directa. Estábamos todos de acuerdo en que era una falta fuerte que merecía una tarjeta. La roja no era, lo defendieron los jugadores del Madrid, lo dijo Xabi Alonso.

Dani Alves cayó al suelo retorciéndose, gritando, gesticulando, el dolor parecía evidente. Extraño, puesto que más tarde pudimos ver en cámara lenta que NO HAY CONTACTO. PEPE NO LO TOCA. Además, toca balón. Salió en camilla el señor.

Partiendo entonces de que es una jugada rápida en la que dos jugadores van por el balón al mismo tiempo, uno con la plancha, tocan balón y el otro simula una falta. A lo sumo, el árbitro pudo pitar juego peligroso, balón al suelo y tiro libre indirecto. Pero, por supuesto, sacó la tarjetita roja y chau chau el partido.

Rio Ferdinand, un excelente defensor del Manchester United que no tiene ninguna relación con el Madrid o el Barcelona, escribió en su twitter varias frases dedicadas a los culés. En una, aseguraba que si a él algún día lo sacaban del campo en camilla y volvía a entrar al minuto y seguía corriendo, daba luz verde para que le entraran con los dos pies. Le faltó escribir @danialves. Después, denunció, y copio textualmente, que "Es una vergüenza para el fútbol, una broma. En una semifinal de la Champions no se puede actuar así. Lo de ayer fue puro teatro. Cuando Pedro y Alves vean la repetición seguramente piensen: '¿qué estaba haciendo?'". Más claro, imposible.

La expulsión mató el partido, que como dije antes estaba siendo muy aburrido, y terminó de entregárselo al Barca. Así es más fácil. Por cierto, el segundo de Messi es un golazo.

Lo único bueno que sale de esto es que poco a poco va cayendo la imagen falsa que se nos había vendido sobre el Barcelona, su señorío, su humildad y su respeto al rival. El "mésqueunclú" queda retratado frente a los ojos del mundo, simulando agresiones y haciendo trampas para llevarse un partido. La misma pregunta que hacían sobre el planteamiento de Mou la hago yo: ¿vale todo para ganar?

"Ha triunfado el fútbol", dijo Xavi Hernández al finalizar el partido. Hipócrita.

Sigo enojado, lo confieso. Que Pepe haya sido expulsado injustamente no significa que el Madrid merecía ganar. Lo digo otra vez: no jugó bien. Sí, a lo mejor con Pepe en el campo el Barca ganaba igual. O a lo mejor no. A lo mejor quedábamos cero a cero. Nunca sabremos, gracias al teatro de los actores blaugranas y al señor Stark.

Indignación es la palabra adecuada.

Toca ir al Camp Nou la siguiente semana, sin Mou, sin Ramos, y sin Pepe. El Madrid no se rinde nunca. Hay una frase de Juanma Trueba en el encabezado de este blog, que para mí resume los valores del madridismo: ni juego bonito, ni taconazos: sudar sangre. Vamos al Camp Nou, entonces, y dejémonos la piel en el campo para tratar de llegar a la final. Si no se puede, pues no se puede. Pero hay que dejar todo en el césped, sea con teatro, agresiones falsas o árbitros en contra.

Da orgullo ser madridista en días como éste. Estamos con Mou hasta el final.

Hala Madrid

miércoles, 20 de abril de 2011

Round 2: ¡Campeones!



Si un equipo nos saca lágrimas, nos hace sufrir, lo mínimo que le podemos pedir es que le ponga ganas. Ya he dicho esto antes, pero lo repito: los valores del Madrid son la casta, el orgullo y la negativa a rendirse. Alfredo Relaño lo dijo mejor que yo: "Sí, Mourinho lo hizo, y aunque hay que reprocharle bastantes cosas, se puede insistir en un concepto: los viejos valores del Madrid sí están sobre el campo."

Mou alineó a un equipo parecido al del sábado en Mestalla, con la inclusión de Arbeloa en la derecha (dándole paso a Ramos al centro de la defensa, donde en mi opinión rinde mejor), y Mesut Özil arriba por Benzema. Me gustó el once.


Hubo un cambio respecto al sábado en el esquema. Se jugaba casi igual, pero diez metros más adelante. Esto no sólo ahogó más al Barca, sino que dejó que la salida del Madrid empezará más cerca de la portería contraria. Rescato la labor de Pepe y Khedira, inmensos los dos en la recuperación. Xabi Alonso también, pero perdió demasiados balones. No fue el mejor partido del 14.

La primera parte fue totalmente del Madrid. El Barca se desinflaba una vez cruzaba el medio campo, y cada recuperación de balón del Madrid tenía peligro. Un par de llegadas de CR7, unos pases peligrosos de Özil bastaban para meterle el miedo al Barca. Pepe la tuvo, pero su cabezazo bestial se estrelló en el palo. Perdonó el Madrid en la primera parte. Una primera parte en la que el Barca no tiró a puerta. Ni una vez.

El segundo tiempo fue totalmente del Barca. El esfuerzo físico de la primera parte se notó, Alves se atrevió a subir por la derecha y el Madrid sufrió. Surgió la figura del capitán. El Santo. Bárbaro Iker con las paradas a Messi, Iniesta y sobre todo a Pedro. ¿Alguien duda quién es el mejor portero del mundo? Apretó el Barca, el Madrid retrocedió líneas y no pudo salir. Innumerables pelotazos sin sentido fue la única respuesta de los blancos durante buena parte del segundo tiempo. Aún así, la tuvo el Madrid al minuto 89. Derechazo venenoso de di María que iba directo al ángulo, pero -todo hay que decirlo- la mano de Pinto fue espectacular.

Final de los noventa minutos y tocaba prórroga. Admito que temí. El segundo tiempo evidenció que el Madrid ya se quedaba sin piernas. Me tranquilizó la imagen del equipo entero abrazado, escuchando atentamente a Mou.


Tal vez erré al temer. Puede ser que muchos de los jugadores madridistas estuvieran cansados, pero había uno que estaba más fuerte que todos. Cristiano Ronaldo. Avisó con una carrera de cuarenta metros que terminó en un remate que pasó lamiendo el poste de Pinto. Luego, pasó lo que pasó.

Robo de Pepe en el centro del campo. Balón para Marcelo. Marcelo abre a di María, que se la regresa al brasileño. Pared fantástica. Di María que llega como un tren de mercancías al balón y levanta un centro medido.  Aparece en el segundo palo un ángel. Entre Juanito y Raúl levantaron por el cielo al heredero de su número, que parece que remató con la cabeza pero en realidad le pegó con el corazón. Qué cabezazo, por Dios. Golazo de Cristiano Ronaldo, el 7 del Madrid.

Con lágrimas en los ojos y caminando de lado al lado vi el resto de la prórroga. Un quiero y no puedo del Barca y un saber estar del Madrid. Pitido final.

El Madrid, Campeón de la Copa del Rey.


Levanta la Copa nuestro capitán y símbolo. Qué falta que nos hacía una alegría así. El Madrid de Mou se lleva su primer título ante su máximo rival.

Repito: el Madrid es casta. Pasión. Gracias a Iker, Arbeloa, Ramos -¡inmenso, torero!-, Carvalho, Marcelo, Pepe, Khedira, Alonso, Cristiano, Mesut, Ángel, Manolito, Granero y Garay. Gracias, Mou.

Va por todos los que soñamos, lloramos y sufrimos con el Madrid. Y va también a otro eterno. Raúl, esta Copa también es tuya.



¡Hala Madrid!

PD: Mientras escribo esto, el Madrid se aproxima a Cibeles. Daría mi riñón por ir. ¡Madrid Campeón!


sábado, 16 de abril de 2011

Primer Round

Pasó el primer Clásico y no cambia las cosas en Liga, pero sí para la final de Copa.

No ganó el Madrid, aunque lo mereció. El empate nos sabe bien porque se ganó con casta, coraje y valentía, tres valores que deberían estar escritos en el escudo. El Madrid de verdad poco tiene que ver con estrellas, focos, atención mediática y regates. El Madrid de verdad es el que sufre. El que suda sangre para conseguir un resultado. Ese es el Madrid que queremos.

El esquema de Mou funcionó muy bien. Poner a Pepe entre Xabi y Khedira sofocó al Barca, que aparentemente tenía terror de perder un balón. No estuvo cómodo el Barca y sí lo estuvo el Madrid, buscando las salidas rápidas y esas contras mortales.

Quiero aclarar algo. Mucho se ha hablado sobre el "anti-fútbol" que propusó Mou con su once inicial. Sí, el Madrid salió a defenderse y no le importó no tener el balón. Pero ahora bien. El partido se hizo tan aburrido con esas posesiones eternas del Barca por culpa del mismo Barca. Hacer doscientos pases entre Piqué, Puyol, Busquets y Xavi no es buen fútbol, ni es ese fútbol virtuosista que los culés insisten es la única manera de jugar. El Barca no se atrevió a salir. Claro, lo intentó algunas veces y hasta lo consiguió en el primer tiempo, con dos llegadas claras. La primera, un buen balón de Iniesta para Messi que humildemente trató de globear a Casillas. Más de Messi en unos párrafos. El siguiente, la jugada del penalti a Villa. Jugada calcada a  la de Cristiano y Valdés el 29 de noviembre, por cierto, cuando iba arriba el Barca 2-0 y Valdés tenía una amarilla. De todas maneras, creo que sí era penalti. El error fue de Villa al buscar empezar a tirarse antes de que Iker chocara contra él. Casi lo empezó a reclamar antes del contacto. Supongo que por eso Muñiz no se lo creyó.

El Madrid, en cambio, salía rápido y siempre buscando a Cristiano, que no estuvo genial pero sí hizo un buen partido. Los que estuvieron nefastos fueron sus compañeros de ataque, di María y Benzema. Karim apenas y jugó. Ángel sí que tuvo contacto con la pelota, pero se precipitó demasiado y casi cada decisión que hizo fue errada. Mal los dos.

La más clara del primer tiempo fue del Madrid, con ese cabezazo de Cristiano que Adriano -de muy buen partido- sacó en la línea. El medio tiempo nos dio un rato para empezar a creer que sí, que se le podía ganar al Barca.

Ocho minutos fueron suficientes para quitarnos el sueño. Balón largo para Villa y Albiol que la deja picar, queda mal parado y agarra clarísimamente al delantero culé dentro del área. Penalti claro. La expulsión, también, aunque no creo que si Muñiz saca amarilla se hubieran enojado muchos culés. Lo metió Messi.

Mou reaccionó rápido. Adentro Özil y Adebayor. Manolito estuvo francamente mal. Mal en los controles, en la conducción. Mesut sí que estuvo bien y le enseñó a Mourinho quién debe ser titular en al final de Copa. El Barca trató de dormir el partido, y lo consiguió hasta el minuto 70, cuando el Madrid se decidió a ir a buscarlo.

El mejor del partido fue Pepe. Espectacular en la recuperación, en ponerle ganas, en correr a los jugadores culés por todo el campo. Secó a Messi y no dejó que le Barca jugara. Pepe, así, sin salidas de tono ni peladas de cables, es un inmenso jugador.

Se dice que jugás mejor con diez. No sé si mejor, pero por lo menos con más ganas. El Madrid estuvo cerca del empate hasta que llegó el penal de Alves sobre Marcelo. Lo buscó bien el madridista, esperando la barrida de su compatriota y chocando. Este penal también fue claro. Lo convirtió Cristiano, que por fin le marca al Barca. Excelente noticia.

El gol le quitó la cordura al partido. Ida y vuelta, llegadas de ambos equipo con peligro. Agradezco que Villa haya estado terrible hoy, porque tuvo varias. El Madrid tuvo alguna que otra, pero la más clara llegó en una gran conducción de Özil que aguantó a Keita y abrió para Manolito, que centró atrás. Lástima que fue Khedira el que recibió. El alemán se acomodó y sacó un disparo durísimo, pero fue al centro. Paró bien Valdés.

Terminó el partido. La Liga ya estaba perdida, lo sabíamos desde antes. Este partido era importante en cuanto al orgullo y el efecto psicológico en los próximos tres que nos faltan. El Madrid no ganó el partido, pero sí ganó en moral. Eso es importante.

Nota aparte para Lionel Messi. Es una vergüenza que un jugador profesional haga algo así. Agredir a la afición rival, tirarle un pelotazo a la grada donde hay niños y ancianos es cobarde. Pocas veces me había enojado así con Messi, que hasta hoy me caía bien. Merece una sanción ejemplar, un perdón público del argentino y que se nos quite ya esa falsa imagen que nos venden tanto de que el Barca es todo humildad y respeto al rival. Si llega a ser Cristiano el que hace eso en el Camp Nou, lo crucifican. Messi, no digo te pasaste. Digo que sos un descerebrado violento.

Y también respondo a las palabras de Xavi Hernández después del partido, "El Madrid no ha querido jugar, solo con balones largos". Está claro que los culés piensan que la única forma de jugar es como juegan ellos, pero hoy tenemos números para decirle a Xavi que está equivocado. El Barca tuvó más posesión, pero el Madrid tuvo más jugadas de ataque, más tiros de esquina y más disparos. ¡Jugando con diez! Xavi, no seas mentiroso.

Nos quedan tres Clásicos. Nos queda ver si la inyección de moral de hoy es suficiente para hacer otro gran partido en Mestalla y llevarnos el primer título.

Gracias, Madrid, por dejarse todo en el campo. Eso es madridismo.

domingo, 10 de abril de 2011

¿Tirar la Liga?


Me parece que nunca saldremos de dudas. ¿Tiraba Mourinho la Liga con el once que se presentó en San Mamés? ¿Eran rotaciones para White Hart Lane? ¿Esperaba Mou un partido tan serio de sus jugadores?

Opino que Mou planteó el partido para ganarlo. Me remito a varias pruebas: el tridente defensivo Albiol-Garay-Pepe aisló completamente a Fernando Llorente (y eso es aislar a medio Athletic); los jugadores mostraron una intensidad que niega la hipótesis de que jugaran para pasar el tiempo; y el soberbio partido del mediocampo.

Ahora bien. No niego que Mou sabe que la Liga está prácticamente perdida. Y la alineación lo demostró. No nos engañemos. Si el Madrid se jugara la Liga, no hubieran estado jugando de inicio Garay, Granero, Higuaín y Kaká. Ni con Pepe de mediocentro. Pero funcionó. Y muy bien. Segurísimo atrás, la línea de cuatro se convertía en línea de cinco cuando Pepe se metía entre Albiol y Garay. Sólido.

El Athletic me decepcionó. Propuso un partido mediocre. Defensa adelantada y balones a Llorente. Poco más tuvieron los Leones en San Mamés. Alguna que otra escapada de Muniain, pero poco.

El Madrid, en cambio, hizo un partido inteligente. Aguantar. Desquiciar. Y salir como balas. Sorprendemente, el que mejor entendió este concepto fue el señor Ricardo Kaká. Varias veces he comentado al aire lo mal que me ha caído Kaká desde su lesión y sus vacaciones post mundialistas.

Qué decir de Kaká. Hizo un muy buen partido. No por el doblete (ambos de penal y ambos provocados por otro jugador), sino por su trabajo entre líneas, buscando siempre una buena salida de balón, dando opciones, creando fútbol. Muy bien Kaká. Es su tercer partido bueno en el Madrid, si no estoy mal. Camp Nou la temporada pasada, Real Sociedad este año y San Mamés. Tres buenos partidos. El resto, mediocres o ausente por lesión. Señor Kaká, vaya a robarle usted nueve millones de euros a Abramovich. O al Jeque. Pero ya no más al Madrid.

Regresando al partido, parece obligatorio hablar de los penales sobre Ángel di María. El que se atreva a decir que el primero no es penal clarísimo es porque está ciego. O se apellida Mascaró. El segundo no es tan claro, pero me parece que es indiscutible que es penal. Castillo pone el cuerpo para evitar que pase di María. Eso es penal en Bilbao y en el Mateo Flores. Siete penales ha provocado Ángel di María esta temporada. Reto a cualquiera a que me demuestre que se haya tirado en alguno de ellos. Gran fichaje el del Fideo.

Al Pipa lo vi falto de ritmo. Paciencia, Gonzalo. Te faltan 3 partidos para volver a sentirte como el crack que sos.

Gran partido de Granero. Sobre todo cuando dejó el centro del campo y pasó a jugar por la derecha. Suyo fue el gran pase para Cristiano en el tercer gol. Golazo de Cris. Gran noticia que se reencuentre con el gol.

En fin. Que el Madrid apareció en Bilbao con un once plagado de suplentes y completo un partidazo. Serio, seguro, escogiendo bien el momento para atacar y neutralizando el peligro del rival.

Es bueno que los suplentes hagan un partido así, especialmente en un ambiente hostil como San Mamés. Se nos viene encima lo más difícil de la temporada, y necesitamos a todos al cien por cien. Esto no ha acabado.

Sabias palabras de Karanka en la rueda de prensa antes del partido. "He jugado cinco años en este club y lo cierto es que ningún jugador o entrenador que ha pasado por aquí se ha rendido mientras haya tenido posibilidades". Eso es madridismo.

martes, 5 de abril de 2011

Éste es el Madrid



Al decir noche Champions, nos referíamos exactamente a lo que se vivió hoy en el Bernabéu. Hermosa pancarta en el lateral de la Castellana, banderas blancas, pasión, ánimos constantes. Y lo más importante: un equipo que responde.

Salió el Madrid con ganas. Ya ganaba a los cuatro minutos. Se elevó Adebayor por los aires, conectó un cabezazo y entre Modric y Gomes entró. 1-0. El Bernabéu ni había lanzado su tradicional órdago a Juanito y el Madrid ya estaba por delante en un partido de cuartos de final de la Uefa Champions League.

Tres minutos después, Crouch barría violentamente a Ramos en una acción sin sentido, merecedora de amarilla. Duraría siete minutos más el Espárrago. La segunda amarilla fue una estupidez. Así definió Redknapp la barrida ridícula del gigantón sobre Marcelo, que lo vio venir, lo esperó, sintió el contacto y apretó los puños en celebración desde el suelo.

Hasta entonces, poco habíamos visto del Tottenham. Casi no pudimos ver nada. Sin Lennon, atemorizado por ese Bernabéu intimidante (le dijo a Redknapp en el calentamiento que no tenía energía para jugar), el Tottenham se encomendó a Bale. Una pena la expulsión. Justísima, sí, pero cambió radicalmente un partido que pintaba muy bonito.

El Madrid, en ventaja en el marcador y en número de efectivos, se tranquilizó. Aún así, fue un primer tiempo con un Tottenham totalmente metido atrás, con Van der Vaart más ocupado en reclamar que en jugar (Rafa, qué lástima que tu regreso haya sido así). El Bernabéu apoyó más que nunca a un equipo que se veía sorprendido por lo fácil que el Tottenham lo dejaba llegar. El Madrid se esperaba a un rival que dejara más espacios, que se atreviera a atacar, pero la expulsión obligó a los ingleses a refugiarse atrás y esperar el milagro. Le costó al Madrid adaptarse a este juego. Tan así, que llegamos al final de la pimera mitad con un resultado corto.

El Madrid salió del vestuario dispuesto a sentenciar la eliminatoria, sabiendo que enfrente tenían a un rival jugando a lo que menos sabe, defenderse. Poco tardó en llegar el segundo gol que terminó de liberar al Madrid y de hundir al Tottenham. Gran centro de Marcelo, cabezazo inapelable de Don Manuel y dos a cero.

Surgió entonces la figura de Xabier Alonso. Lo digo claro: el mejor mediocentro que ha tenido el Real Madrid desde Fernando Redondo. Bestial. Lección magistral de colocación, anticipación, pase largo, sentido táctico. El Mariscal. Este equipo depende de la figura del 14.

Otro pilar del equipo: Marcelo. De él ya escribí antes. Poco qué decir. Lo digo convencido: no hay mejor lateral izquierdo en Europa. Algunos le empatan. Su alegría, sus regates espectaculares, sus balones al centro y su electricidad dotaron al Madrid de muchas opciones en ataque y marearon tanto a Corluka que se tvo que retirar lesionado.

Regresando a Xabi Alonso, fue él el que recuperó un balón en tres cuartos de cancha con una barrida que se anticipaba a Modric, luego cedió de cabeza el balón para Özil, que abrió a Di María. El Fideo acomodó y mandó un riflazo al ángulo. Golazo. El gol de la jornada, con permiso de Stankovic.

Tres a cero y el Madrid mandaba. El Bernabéu se derretía en olés y proclamas de que así, así, así gana el Madrid. Llegó la ovación de la noche: se retiraba Adebayor. Doblete, ganas, referencia. Por algo quería un nueve Mou. "Manolito, oé". El Bernabéu se cayó a los pies del héroe de la noche. Entró un Pipita al que todavía le falta ritmo, pero que sin duda volvera  a meter goles. Paciencia, Gonzalo.

Faltaría más. Entró Kaká al campo en el último cambio (antes había entrado Lass por Khedira). Creo que el Bernabéu ya no cree en Ricardo. Yo tampoco. Sin embargo, algo bueno recuperó el brasileño en la asistencia para el cuarto gol, un pase alto medido al pie de un Cristiano que enganchó una volea potentísima que no logró desviar Gomes. Cuatro a cero. Un Cristiano que tuvo un gesto enorme inmediatamente al finalizar el partido, cuando al ser entrevistado por TVE fue a buscar a Manolito Adebayor, porque "él es el hombre del partido". Prepotencia al cien, ¿no?

Al Tottenham queda agradecerle las buenas intenciones. Quién sabe qué hubiera pasado si Crouch hubiera sido más consciente. También hay que agradecerle el gusto de ver a Gareth Bale. Ayer lo definí como una bestia. Hoy, fue el único rescatable de su equipo, llegando a ganarle algunas carreras a Ramos (que salvo contadas excepciones, aguantó bien la amenaza del galés, que decían que se lo iba a comer), y crear la oportunidad más clara de su equipo. Es un jugadorazo.

Queda claro: un Bernabéu que se entrega a sus jugadores los hace mejores. Hay que recuperar el miedo escénico. El estadio blanco lo gritó hoy. Europa, el Madrid ha vuelto.

PD: Mención aparte para Raúl González. Hay que ponerse de pie. 70 goles en Champions, 33 años y hoy corrió más que ningún otro. Leyenda. Eterno capitán.

lunes, 4 de abril de 2011

Queremos una noche de Champions


Mañana, a las 12:45 de la tarde, el Madrid juega los cuartos de final de la Uefa Champions League.

Palabras oxidadas. Normal, llevo siete años sin decirlas. ¡Y qué orgullo decirlo otra vez!

El Bernabéu debe reconocerlo así brindándole a los jugadores una noche europea de las de verdad. Que el estadio estará lleno hasta la bandera es lógico. Pero ochenta y cinco mil personas no pesan si sus gargantas no están unidas.

Parece que sí juegan Cristiano y Marcelo, aunque queda descartado Benzemá (¡maldito virus Fifa!). ¿Arriesgará Mou? Espero que sí. Es el partido más importante de la temporada, y no podemos arriesgar a jugar sin dos de los mejores jugadores del equipo. Es una verdadera lástima que no podamos contar con Karim. Sin embargo, ahí estará Manolito, cuya falta de puntería me preocupa, pero no tanto. Más preocupante sería que no tirara.

Acompañando a Manolito estarán Cristiano, Özil y di María.

Ese tridente de mediapuntas me da mucha, mucha seguridad.

Ángel di María, cuando juega arropado por el equipo y por la derecha, es desequilibrante, asistente, y peligrosísimo en el uno contra uno.

Mesut Özil tiene que estar inspirado. Si el alemán juega bien, es de los mejores enganches del mundo. Su zurda tiene que deleitar al Bernabéu.

Hablar de lo que ofrece Cristiano al equipo no es necesario. Quiero recalcar algo: el pánico que un equipo inglés debe sentir al ver enfrente a uno de los jugadores que fue pesadilla de todos sus rivales hace un par de años. Ese peso, ese respeto que se le tiene a Cristiano en Inglaterra es una baza importantísima.

El centro del campo, el binomio Alonso-Khedira es clave. La importancia que tiene Xabier en el Madrid no puede medirse. No sólo es él el que maneja los tiempos, recupera los balones y organiza los movimientos de los compañeros, es también el mariscal. El capitán es Iker Casillas, sin duda, pero el jugador de campo que más manda es Xabi Alonso. El alma del Madrid.

Khedira tendrá que hacer nuevamente esa labor oscura que tanto le gusta a Mou: recorrer doce kilómetros, recuperar balones, dárselos a Alonso o a Ramos en banda. Sami esto lo hace bien.

La defensa debe ser sólida y calmada. Nadie representa mejor estos conceptos que Ricardo Carvalho. Veteranísimo, experimentado, conoce el fútbol inglés perfectamente. Será el defensor más importante, especialmente si tiene que marcar con sus ciento ochenta y tres centímetros los doscientos de Peter Crouch.

Pepe. Qué decir de Pepe. Centrado, es un central excelso. Ya no quiero más salidas de tono, ni patadas, ni agresiones.

Ramos tendrá que subir poco. Centrarse en defender, estar sobrio atrás y atento en las ayudas cuando Pepe persiga a su hombre al centro del campo.

Marcelo es la clave del partido. Su sociedad con Cristiano por la banda izquierda es necesaria para sorprender. Sumado a su facilidad para irse de los rivales, Marcelo ahora tiene un delantero alto a quien buscar con centros por alto, no es tan necesario buscar la línea de fondo. Será clave que sus centros encuentren la cabeza de Adebayor.

Iker, a vos te hablo directamente. Paralo todo, por favor.

No debemos olvidar que enfrente hay un equipazo. El Tottenham tendrá poco nombre, pero su once titular es magnífico. El dúo que forman Luka Modric y Rafa van der Vaart (ay, Rafa, lo que daría por tenerte a vos y no a Kaká en el banco) es espectacular. Peter Crouch es un jugador que siempre me ha sorprendido. Espigado, delgado, no entiendo como hace para luchar tan bien contra los centrales y ganar los balones por bajo. Un peligro constante. Aaron Lennon es una bala por la derecha que Marcelo tendrá que frenar con la ayuda de los relevos de Xabi Alonso. Y por la izquierda, Gareth Bale. Es una bestia. Rapidísimo, parece extremo, lateral y delantero al mismo tiempo. Letal. Por él decía que Ramos no puede subir tanto. Khedira también será clave en frenar al galés. El Tottenham viene feliz, ve el partido como un regalo. Lo dijo Mou: "Es un equipo feliz, y eso me preocupa."

La competición europea es el hábitat natural del Madrid. Llegar a cuartos no es suficiente. Los jugadores, el entrenador, el rival y la afición lo sabe.

No es suficiente que lo griten los ochenta y cinco mil que abarrotarán el Bernabéu. Los millones de madridistas tenemos que gritarlo: ¡Hala Madrid!

Preciadazo



Resulta que sí, que nuestras dudas y preocupaciones en cuanto al Sporting eran acertadas. No funcionó el Madrid, no funcionó el trivote Lass-Sami-Granero, no funcionó Özil, no funcionó Adebayor. Y funcionó -vaya que sí- el Real Sporting de Gijón.

Agradecemos muchísimo que un club humilde como el Sporting haya llegado al Bernabéu con toda la intención de luchar por los tres puntos (que los haya conseguido ya no es tan bonito). Esto es señorío y deportivismo, señor Pellegrini. Mucha falta le hace a esta liga escocesa equipos que se crean que pueden sacar puntos contra el Madrid y el Barcelona.

Ahora bien, vamos al partido.

El Sporting se presentó con un mediocampo pobladísimo, únicamente con Barral en punta -tocó tres o cuatro balones en todo el partido, pero se esforzó muchísimo-, y De las Cuevas un poco más suelto para tratar de llevar una contra.

El Madrid salió con la alineación que dimos, ese 4-3-3 con Casillas en la portería, Ramos y Arbeloa los laterales, Albiol y Carvalho -ya se ve que Mou no se fía de las constantes lesiones de Pepe-; un mediocampo inédito entre Lass, Khedira y Granero; y arriba los tres disponibles, Özil, Di María y Manolito.

Varias cosas se habían conjuntado para hacer este partido aún más difícil: se jugaba tres días después de la maldita fecha Fifa, con lo que eso significa (Benzemá y Marcelo descartados), no jugaba Xabi Alonso -no se puede medir lo importante que es tolosarra para el Madrid-, y Cristiano seguía convaleciente. Cinco jugadores titularísimos fuera, casi medio equipo.

No debería ser excusa, pero sin embargo importa.

No funcionó en el primer tiempo el Madrid. Si no están cinco de tus mejores jugadores y encima de todo el mejor que tenés en la cancha no hace un buen partido, los problemas están asegurados. No estuvo bien Mesut Özil (al que vi bronceado, a lo mejor fue mi televisión...), y se notó mucho.

El Madrid dependió en exceso de Ángel di María, que es muchas cosas pero no un generador de fútbol. Excesivamente individualista, ayer el Fideo pareció la peor versión de Cristiano Ronaldo, disparando sin parar y sin pensar. Aún así, fue el mejor de un primer tiempo en el que no vimos ni una llegada importante del Sporting.

Esperaba que Mou cambiara al equipo al medio tiempo, quizás darle entrada a Canales al once y sacrificar uno de los tres centrocampistas, pero Don José no quiso. Confió en el mismo equipo para el segundo tiempo, y los primeros minutos parecieron darle la razón.

Diez minutos tardó Mou en hacer el primer cambio, sacando a un Granero desacertado para darle entrada a uno de los ídolos del Bernabéu: Gonzalo Higuaín.

Con Granero hay que tener paciencia. Se ve que no está listo para aguantar el peso de la creación de juego del Madrid el sólo -y digo lo de sólo por el discreto partido de Mesut Özil-. Granero funciona muy bien si lo acompaña Xabi Alonso.

Regresó el Pipa, entonces. Rugió el Bernabéu. ¡Qué gusto volver a verte jugar, Gonzalo! Tuvo una a los pocos minutos de entrar, pero su disparo al pase de di María lo repelió Juan Pablo.

Esperábamos todos que llegara le primer gol del Madrid para poder pensar en el Tottenham, pero no fue así. Tanto se tardó, que el Sporting marcó. Una gran contra llevada por Nacho Cases (gran partido del canterano) fue culminada por Miguel Ángel de las Cuevas con un disparo ajustadísimo al palo derecho de Iker. Era el minuto 79.

Recuerdo que yo me repetía una y otra vez "Sólo el Madrid es capaz de remontar esto, sólo el Madrid es capaz", pero mi cábala no tuvo resultado. Llegó el Madrid, con mas prisa y furia que orden y creatividad, pero llegó. Y muy cerca estuvo Adebayor de empatar, después Khedira, después Higuaín. No pasó ningún remate. O era la mano de Juan Pablo o la pierna de un defensa, pero no se pudo.

Final, entonces. El Madrid sabía lo que significaba la derrota: adiós a la Liga. Se vio en las caras de los jugadores, a los que Mou saludó uno a uno antes de salir del campo en reconocimiento al esfuerzo y la garra que pusieron en los últimos minutos.

Luego, gesto inmenso del entrenador del Madrid, que entró al vestuario del visitante -dónde algunos de los jugadores hasta lloraban de la felicidad- y saludó y felicitó a cada uno de los jugadores rivales que le acababan de arrancar el título y el récord más inverosímil que he visto: 9 años sin perder en casa en Liga.

Muy bien por el Sporting, y por Preciado, que se manejó bien y evitó polémicas luego de las canalladas del partido de la primera vuelta en el Molinón.

Mal el Madrid. Mal. Rescato a Lass, di María y a Sergio Ramos.

No nos queda más que concentrarnos en Champions, y en esa final de Copa del 20 de abril.

No me van a negar que sacar esos dos títulos sería una temporada magnífica.

En fin.

Hala Madrid.

jueves, 31 de marzo de 2011

Un Sporting que preocupa



A las palabras de Sandro Rosell no les voy a dar mucho bombo, este es un blog del Madrid. Me parece que se pasó de prepotente (según los culés, era una dolencia exclusivamente madridista), y ojalá termine comiéndose sus palabras. Fin.

Escribo el post por una preocupación que cada vez va subiendo en cuanto al Sporting de Gijón. El equipo de Preciado parecía el rival ideal para este momento de la temporada, después de  la fecha Fifa (¡maldito virus Fifa!) y con los jugadores pensando más en el Tottenham que en la Liga. Por eso fue que Xabi Alonso forzó tarjeta en el Vicente Calderón, para limpiar este sábado en el Bernabéu y estar disponible para la etapa reina del campeonato.

Este Madrid sin Xabi Alonso ante el Sporting, en el Bernabéu, gana fácilmente, pensamos. Pues sí, con mis respetos a los asturianos, me parece que el Madrid le ganaba fácil sin Xabier. Pero hay que ir quitando nombres del once titular: Marcelo, Benzemá (¡maldito virus Fifa x2!), uno de los dos centrales portugueses, y la duda sobre la disponibilidad de Cristiano Ronaldo.

Nos quedamos con cinco bajas del equipo titular. Medio equipo. Entre esos, el goleador de la temporada, el delantero más en forma, el defensa que más ayuda al ataque, y el organizador de todo. Ahí es nada.

Ahora hay que agregarle varios alicientes más: venimos de la fecha Fifa, con el consiguiente cansancio de los jugadores; el morbo de la revancha de Preciado contra el "canalla" Mourinho; y la inminente visita del Tottenham.

Lo declaro: el partido pasó de ser cómodo a ser de alto riesgo. Perder puntos en liga es decirle adiós al título, ya lo dijo Mou. Y la fecha en la que el Barca visita el Madrigal es imperativo que el Madrid gane, máxime si jugamos antes que ellos. Al Sporting hay que ganarle sí o sí, y meter al Tottenham en el rincón más escondido de la mente.

Y un Sporting que viene con ganas de hacer algo (cómo debería ser, Señor Pellegrini), y ya calentó la previa con declaraciones de Barral y Preciado. Recordemos que este Sporting le sacó hace poco un empate al Barca en el Molinón -dónde el Madrid sufrió para ganar 0-1- y el año pasado hizo un partido muy serio en el Bernabéu, obligando al Madrid a remontar.

Ahora bien, hay ciertas cosas que me llaman la atención del once del Madrid. Suponemos que será un 4-3-3. Iker al arco, lateral derecho para Sergio Ramos, izquierdo para Arbeloa. Un centro del campo con trivote, Lass-Granero-Khedira. Y tres arriba, Özil, di María y Manolito.

Me llama mucho la atención el partido que puede hacer Khedira con Lass cuidándole las espaldas. Ya se vio en el Calderón  a un Sami mucho más participativo y mucho más arriesgado para irse al ataque, llegando a dar la asistencia del primer gol a Karim. Qué injusto que la selección francesa nos deje sin el mejor Karim que se ha visto en la Castellana. Esperemos que regrese a tiempo para el Tottenham. Igual con Cristiano.

Una nota buena -qué digo buena, buenísima- de la jornada: minutos para Higuaín. Después de cuatro meses y medio de baja, puede volver a jugar el preferido del Bernabéu. ¡Te extrañamos, Pipa!

Hala Madrid

miércoles, 30 de marzo de 2011

Un once histórico



A instancias de un post de mi amigo Darío en su blog (presuntosinimplicado.blogspot.com), me vi tentado a lanzar un post similar, aunque usando jugadores únicamente del Madrid.

La dinámica funciona así: se arma un once titular y un banquillo con los jugadores que se desee, pero con la condición de que tenés que haberlos visto jugar. No vale poner a Di Stéfano o a Puskas. Yo nací en el noventa, así que sólo puedo usar jugadores de las últimas dos décadas. La formación también debe incluirse en el comentario. Es durísimo, pero habrá que hacerle ganas.

Les dejo el mío:

4-2-3-1

Portero: Iker Casillas

Lateral Derecho: Sergio Ramos

Lateral Izquierdo: Roberto Carlos

Centrales: Fernando Hierro y Manolo Sanchís

Doble Pivote: Fernando Redondo y Xabier Alonso

Extremo Izquierda: Cristiano Ronaldo

Extremo Derecha: Arjen Robben

Mediapunta: Zinedine Zidane

Delantero: Raúl



Banquillo:
Bodo Illgner
Míchel Salgado
Iván Helguera
Claude Makelele
Jose María Gutiérrez
Gonzalo Higuaín
Ruud van Nistelrooy

Suerte

lunes, 28 de marzo de 2011

Sobre Marcelo, y bienvenida


Antes que nada, bienvenidos al blog. Gracias por tomarse el tiempo de leerlo. Voy a aprovechar el espacio para  dar mis crónicas de los partidos del Madrid, opiniones sobre sucesos dentro y fuera del club, y tratar de dar salida a mi madridismo. Espero les guste.

Decidí dedicar mi primera entrada a una de las sensaciones de la temporada: el señor Marcelo Vieira da Silva.

Generalmente no soy muy partidario de los jugadores brasileños en el Madrid. Algo de mala espina me han dado los que han pasado por el club -exceptuando a Roberto Carlos, claro está-, desde los que duran poco como Cicinho a los que aguantan, como el Gordito. Sí, el Gordito. Siento una especie de falta de compromiso en casi todos los jugadores de la canarinha que han vestido de blanco. Lo de Kaká ya viene a ser la confirmación de mis sospechas. Dos han sobresalido, para mí: el mencionado Bobby Charlie y Marcelo. Ambos laterales izquierdos, ambos rapídisimos, ambos mejores para atacar que para defender.

Confieso que no me ilusionó el fichaje de Marcelo. En esa ya lejana -y gloriosa- temporada 2006/07 aterrizó en Madrid un patojo brasileño que fue presentado en el Bernabéu sin siquiera ser anunciado. No le vi mucho en sus primeros partidos. Casi podíamos oír chirriar los dientes del gran Fabio Capello con cada desconcentración del jovensísimo lateral. Pensé, como muchos, que seguramente duraría muy poco en el Bernabéu.

Recalco ahora mis sospechas sobre los jugadores brasileños del Madrid, su falta de compromiso, sus ganas de parrandear. Temí lo mismo con Marcelo.

Me olvidé de un factor importante: es imposible no esforzarte cuando tu entrenador es Fabio Capello. Jugó muy poco esa temporada, pero la mano de hierro del técnico italiano tuvo efecto en Marcelo, y ese efecto se deja ver hoy. No hablo de mejoras tácticas -ese mérito va para Juande Ramos y Manuel Pellegrini- sino de una actitud inmejorable que quedó en el "Loco". Mezclar la alegría y la samba brasileña con la disciplina y compromiso impuesta por el Sargento Capello ha creado un Marcelo superlativo, al que Mou ha dado los últimos toques para conventirlo en uno de los mejores laterales izquierdos del mundo.

Digo esto convencido que no estoy cegado por mi madridismo. La temporada de Marcelo es sobresaliente, con goles clave (Espanyol, Lyon), partidos espectaculares y demostraciones de carácter y amor por la camiseta. Lo pondría en un top cinco de laterales izquierdos del mundo, junto con (en cualquier orden) Patrice Evra, Ashley Cole, Eric Abidal y Philip Lahm. Lo que sí sé es que Marcelo ataca mejor que cualquiera de esos cuatro.

En definitiva, tenemos ya un lateral izquierdo fijo. Faltaba un partido como el del Lyon para encumbrarlo como el dueño de su posición en el Madrid. El Bernabéu -no hay estadio más conocedor de fútbol en el mundo- se lo reconoció coreando su nombre. No es Roberto Carlos. Ni pretende serlo.

Es Marcelo.