Ya he hablado antes del "anti-fútbol" de Mou. No hay otra manera de ganarle al Barca, un equipo que entre otras cosas, sabe jugar muy bien al fútbol cuando se propone salir de su campo y dejar de hacer ronditos entre Xavi y los centrales.
Casi no atacó el Madrid, a excepción del tiro de Cristiano que Valdés despejó con el pecho.
Lo digo de nuevo: el Madrid no estaba bien.
Ahora bien. El título de la entrada viene por ciertos jugadores del Barca. El primero, el señor Pedro Rodríguez, eterno sobrevalorado. Arbeloa comete obstrucción, le pone el hombro en el pecho, y el mencionado señor se tira al suelo tomándose la cara descaradamente, simulando una agresión que nunca existió. Amarilla para el señor Arbeloa, mientras medio equipo culé se comía al árbitro. Una de tantas. No menciono las de la Copa del Rey porque ya pasó. Otra gran actuación fue la del señor Busquets, que parece que estrena película en cada semifinal de Champions. La pasada, toquecito de Motta (que está cubriendo el balón) en el rostro del señor, y éste que si tira al suelo como si Mike Tyson le hubiera dado un gancho directo. Desde el suelo, tenemos la ya famosa carita de inocente de Busquets, entreabriendo las manos para ver si el árbitro picó. Motta, expulsado. Ayer, Mr. Busi tuvo otra, esta vez con Marcelo. El lateral brasileño del Madrid cubre el balón, con la mano izquierda toca el cuello de la camisa del catalán y ¡oh sorpresa!, Busquets cae fulminado. Mentiroso. Afortunadamente, ésta vez el árbitro no picó.
El Óscar se lo lleva Dani Alves. Analicemos la jugada. Balón suelto, Dani Alves que llega a despejar, aparece Pepe y levanta la pierna para intentar ganar el balón.
Confieso, las primeras veces que vi la jugada pensé que había contacto. Un choque, una pierna levantada. Ayer defendí varias veces que sí era falta, y que era tarjeta amarilla. Amarilla. Stark, ese iluminado, le sacó roja directa. Estábamos todos de acuerdo en que era una falta fuerte que merecía una tarjeta. La roja no era, lo defendieron los jugadores del Madrid, lo dijo Xabi Alonso.
Dani Alves cayó al suelo retorciéndose, gritando, gesticulando, el dolor parecía evidente. Extraño, puesto que más tarde pudimos ver en cámara lenta que NO HAY CONTACTO. PEPE NO LO TOCA. Además, toca balón. Salió en camilla el señor.
Partiendo entonces de que es una jugada rápida en la que dos jugadores van por el balón al mismo tiempo, uno con la plancha, tocan balón y el otro simula una falta. A lo sumo, el árbitro pudo pitar juego peligroso, balón al suelo y tiro libre indirecto. Pero, por supuesto, sacó la tarjetita roja y chau chau el partido.
Rio Ferdinand, un excelente defensor del Manchester United que no tiene ninguna relación con el Madrid o el Barcelona, escribió en su twitter varias frases dedicadas a los culés. En una, aseguraba que si a él algún día lo sacaban del campo en camilla y volvía a entrar al minuto y seguía corriendo, daba luz verde para que le entraran con los dos pies. Le faltó escribir @danialves. Después, denunció, y copio textualmente, que "Es una vergüenza para el fútbol, una broma. En una semifinal de la Champions no se puede actuar así. Lo de ayer fue puro teatro. Cuando Pedro y Alves vean la repetición seguramente piensen: '¿qué estaba haciendo?'". Más claro, imposible.
La expulsión mató el partido, que como dije antes estaba siendo muy aburrido, y terminó de entregárselo al Barca. Así es más fácil. Por cierto, el segundo de Messi es un golazo.
Lo único bueno que sale de esto es que poco a poco va cayendo la imagen falsa que se nos había vendido sobre el Barcelona, su señorío, su humildad y su respeto al rival. El "mésqueunclú" queda retratado frente a los ojos del mundo, simulando agresiones y haciendo trampas para llevarse un partido. La misma pregunta que hacían sobre el planteamiento de Mou la hago yo: ¿vale todo para ganar?
"Ha triunfado el fútbol", dijo Xavi Hernández al finalizar el partido. Hipócrita.
Sigo enojado, lo confieso. Que Pepe haya sido expulsado injustamente no significa que el Madrid merecía ganar. Lo digo otra vez: no jugó bien. Sí, a lo mejor con Pepe en el campo el Barca ganaba igual. O a lo mejor no. A lo mejor quedábamos cero a cero. Nunca sabremos, gracias al teatro de los actores blaugranas y al señor Stark.
Indignación es la palabra adecuada.
Toca ir al Camp Nou la siguiente semana, sin Mou, sin Ramos, y sin Pepe. El Madrid no se rinde nunca. Hay una frase de Juanma Trueba en el encabezado de este blog, que para mí resume los valores del madridismo: ni juego bonito, ni taconazos: sudar sangre. Vamos al Camp Nou, entonces, y dejémonos la piel en el campo para tratar de llegar a la final. Si no se puede, pues no se puede. Pero hay que dejar todo en el césped, sea con teatro, agresiones falsas o árbitros en contra.
Da orgullo ser madridista en días como éste. Estamos con Mou hasta el final.
Hala Madrid